Lo que está en juego no es llegar a un nuevo pacto social sino algo mucho mas profundo: ¡hay que cambiar las formas de vida! Así lo ve el músico y antropólogo chileno Gastón Soublette cuando afirma que no basta con cambiar algunas piezas del ajedrez para salir de la crisis social del neoliberalismo. La cultura alternativa que propone se basa en una crítica radical al actual modelo de civilización puramente económico y tecnológico proponiendo nuevos criterios para enfrentar sus problemas, situando en un mismo nivel de importancia lo social, lo ambiental y lo cultural. Ya en los años 80 recuerda Soublette que la consigna de los movimientos alternativos eran “no lucrar, no publicitarse, no tener metas precisas”. Valores que van en dirección contraria al modelo competitivo y consumista que se impuso desde esa fecha en adelante. Esto indica cuan exigente puede ser la opción de cambiar de vida.
Lo que es fundamentalmente diferente y original de la cultura alternativa es el acento que pone en el hecho de que ha sido un determinando tipo humano el que ha creado el conjunto de problemas que hoy aquejan a la humanidad. Un nuevo paradigma incluye, por lo tanto, como cuestión previa a todo una nueva concepción del hombre y su destino. Si no se empieza por un vuelco de conciencia, lo que construyamos será un gigante con pies de barro. Hay que trabajar el hombre interior.
Si el cambio deseado no se opera al interior del hombre para recuperar valores humanos perdidos en este proceso de decadencias, los conflictos que estamos viendo volverán a surgir bajo otras apariencias. (ver más en G. Soublette, Nuevo pacto y cultura alternativa, El Mercurio 29/12/2019)